Catástrofe en el Caribe

Hacía 200 años que la naturaleza no sacudía con tanta furia el Caribe y esta vez, el terremoto ha sucedido en el país más pobre del hemisferio Norte: Haití.  Si esta situación se hubiera producido en cualquier otro lugar del hemisferio, hubiera habido muertos y destrucción...pero no habría alcanzado las propiedades dantescas que hemos visto en los medios.

Haití, cuya propia supervivencia como país está verdaderamente en duda, no puede hacer frente a la magnitud de los acontecimientos. La violencia se desata por todos lados, los cadáveres se pudren a temperaturas de 30 grados sin nadie que los entierre en fosas comunes. Haití no dispone de ejército, que fue disuelto en 2004 y sólo cuenta con 2000 policías para una población de 8’5 millones de personas, de los cuales la mitad es analfabeta.

En este momento y cómo ya sucedió con el huracán Mitch en otoño del 98 la comunidad internacional debe vocarse con el país. Colegios, Institutos, comarcas, gobiernos, asociaciones... tienen ahora la pelota en su tejado y tienen que demostrar que sirven para algo más que para gastar millonadas en estudios e informes.

Los gobiernos de los países ricos deben condonar la deuda al país caribeño y la ONU debe plantearse seriamente el futuro de esta pequeña república que comparte isla con la República Dominicana. Una asociación con los Estados Unidos parecida a la Puerto Rico, podría ser la solución, o un territorio libre, como la ciudad de Gdansk en el periodo de entreguerras. Cuando el estado ha dejado de existir, no puede garantizar ni la seguridad ni el buengobierno de sus ciudadanos las instituciones internacionales no pueden abandonar el territorio a las mafias y a la anarquía.